30.1.16

UN DÍA DE CAZA, EL ÚLTIMO DE LA TEMPORADA.

Hoy era el último día de caza de jabalí en un coto en el que me han invitado, hemos asistido mi hijo y yo, por otra parte iba mi amigo Pablo con mi cuñado y mi sobrino Raul.

Había los cazadores suficientes para dar una batida, varios vehículos 4X4 para desplazarnos por los montes. Los caminos estaban embarrados, en algunos puntos se cruzaban patinando sobre el barro y muy cerca precipicios, en algunos momentos he pasado algo de miedo, de tal  modo que no podía ni sacar fotos del momento, bastante tenía yo con sujetarme fuertemente.

Salimos de Vitoria con nuestro Nissan Patrol, habíamos madrugado, pero como se suele decir amanecimos en la posada. He estado alguna vez más y no hace falta madrugar. Aquí se caza buscando rastros con perros atados para evitar que levanten los jabalíes, se organiza la batida rodeando el lugar en el que se estima que están el o los jabalíes, una vez están rodeados se sueltan los perros para que los levanten y si hay suerte se caza alguno. De momento es la caza el único modo de controlar la población de estos animales.

La mañana amaneció fría, cerca de -1 ºC toda la orilla de la carretera estaba  blanca de la helada. En el coche nos marcaba la temperatura exterior 1/10 de ºC, eran las ocho y media de la mañana.


No  ha salido muy bien la foto del indicador del Puerto de Altube, con un poco de imaginación se puede apreciar el blanco de la hierba.

Ya estamos preparados para la caza.

Siempre bonitos paisajes por todos lados

Primera zona que habían marcado los perros, se abatió un jabalí de unos 50 kilos.


Se inicia la segunda batida en otro punto seleccionado por los perros.




Yo estoy muy cerca de los coches, no me puedo alejar más.

Desde mi puesto veo un pino que se ha utilizado de arrascadero de los jabalíes. En esta ocasión no hubo suerte, no salió ningún jabalí.

Ya estamos en la tercera batida en otro lugar. Aquí hubo más suerte y se abatieron dos.


Mi cuñado y mi sobrino al lado de los jabalíes, mi sobrino dio caza al más grande

Hay que estar en forma para poder andar por el monte con cierta soltura para rodear el lugar en el que están escondidos, he visto como sudaban al regresar al coche después de cada batida. Uno tiene ciertos privilegios para no darse esas caminatas, además mi hijo conmigo para no dejarme sólo por si me ataca el jabalí jajaja.
Lo siento si a alguno de los lectores le ha podido herir su sensibilidad.
Hasta pronto

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